Tuesday, January 29, 2013

3.



-Elena, ¿estas bien? Pregunta con su aliento a menta y anís.

-Verde olivo, somos verde olivo. Susurro en su cuello, mientras mi lengua traza figuras invisibles que erizan su piel. Recuerdo cada instante que acaba de ocurrir y mi piel se eriza también, esta vez no quiero cerrar los ojos. Me hundiría de nuevo en un mar de pensamientos. Abandonaría a mi amado, escaparía a mi soledad. Esta vez no lo soportaría. Alberto posa sus dedos alrededor de mi cintura y lentamente se va quedando dormido... yo hago lo mismo unos minutos despues.

Son las once cuarenta y nueve de la noche. El humo del cigarrillo inunda mis pulmones, el sabor del tabaco hormiguea ligeramente en mis labios. En mi garganta. Es un día frío, un cuatro de febrero para ser exactos. Estoy cavilando tantas cosas a la vez, quisiera simplemente dormir. Apagar este mundo. Entrar en uno que sea tan diferente y tan igual al mismo tiempo. El frío que no me deja pensar con la rapidez con la que las palabras se van formando abruptamente en mi cabeza. El futuro, el pasado, el presenta que me grita constantemente.

Pienso en ti.

En mí.

En los caminos que transitare mañana. Si es que existe. Ya que el hoy lo alcanza siempre, como la obscuridad que asecha a la luz, desde mucho antes de que llegue. En como busco algo que seguramente no tengo. En como no quiero darme cuenta, no por completo al menos. Pienso en aquellas palabras que a veces siento tan ajenas a mí. Una extraña ansiedad aleja el sueño, me mantiene despierta, no sé con que propósito. Tal vez deba permanecer despierta y aguardar a que algo ocurra, como intento convencerme cada vez que esto ocurre. Nunca pasa nada, sólo el tiempo.

Sólo el tiempo transcurre. Las cosas son como deben ser, las estrellas recorren la bóveda celeste, la mayoría de personas duermen, algunas sueñan, otras tantas no, o no lo recuerdan. Yo escribo. Para mí, para ti, para todos. Me miro al espejo detenidamente. No reconozco las facciones, como si mi apariencia no concordara con todo lo que soy. Sólo mis ojos, sólo estos ojos cristalinos que dicen más de lo que deberían.

Cuando no me miro sé quien soy.

Cuando me miro, no sé quien soy.

Cuando alguién más me mira, puedo ser.

Al final, no hay final. Siempre algo pasa después, así de inevitable es, así de eterno, aunque ya no sea lo mismo. Así. Sólo así. A veces, no hay razones, no hay motivos, solo decisiones, solo sensaciones. Me pregunto que importa más. No lo sé. Pensar que en un arranque de emociones iba a deshacerme de todo. Porque preferí guardar mis recuerdos en mi mente, no en mis bolsillos. Después comprendí que esos recuerdos no podía tocarlos. No podía estrujarlos en mis manos, esperando que se volvieran reales de nuevo. No podía y no puedo.

Quisiera escapar de estos sentimientos, cerrar los ojos e imaginar que nada sucede, imaginar que no puedo sentir. Pienso en los buenos momentos y sonrio, a pesar de todo, una extraña confusión lo enturbia todo, convirtiéndolo en una pesadez que brota de mis ojos lánguidamente.

Suena el despertador y Alberto lo apaga de mala gana, me da un beso en la mejilla, me da los buenos días, yo sonrío con los ojos cerrados, no quiero que se de cuenta de que he estado llorando amargamente toda la noche.

Oh amor mío, si supieras todo lo que pasa por mi mente, ¿me mirarías con menos dulzura? ¿te aferrarías menos a mi cuerpo maldito? tan lleno de dudas, de deseos, de manías, de ansiedades. Lleno de miedos.

2.



Ahora todo tiene dueño, todo tiene un precio. Solo yo me pertenezco. Miro por las ventanas y me doy cuenta de que nada es mío. Me miro y no me reconozco. Tengo miedo, lo admito. Sé lo que tengo que hacer, pero el miedo me transforma. Gruesos caudales rompen las ventanas e inundan mi rostro. Estoy solo y esta soledad me engulle cariñosamente para no oponer resistencia.

Cierro los ojos y me desvanezco en mí mismo. No hay género, no hay nada.
Solo yo y la obscuridad rojiza que penetra en mis ojos cerrados.
Tengo miedo, clamo en silencio por un sonido reconfortante, pero solo encuentro el eco de mis pensamientos. Algo pasará, eso es seguro. Pero que seré yo en ese algo, no lo sé. Respiro. No hay olor. Abre los ojos, alguien me susurra. Mi cuerpo me recuerda mi físico femenino. Mi mente sigue oscilando donde eso no existe.

Me miras con atención a los ojos. Desnudas mi retina, mi iris. Y el miedo se disipa como si no hubiese existido. Sonríes, como causa y efecto, también yo lo hago. La fuerza y la pasión vuelven a mis venas. Mi cuerpo vuelve a funcionar, mi alma no vaga desnuda por lugares inexplicables. He regresado, tal vez por un corto periodo de tiempo. Pero estoy aquí, contigo. Pensando en lo que existe. Pensando en tus alas y en lo lejos que quiero que me lleves, auqnue al final no te quedes conmigo, o yo contigo.


Llenarme de ti.
Por un momento sentirme a través de ti.
Mirarme con tus ojos.
Besarme con tu boca.
Tocarme con tus manos.
Penetrar en mis hendiduras.
Y sentirme tan mía como soy.
Verde olivo, somos verde olivo.

1.


              Todo es diferente ahora, los sueños me remiten a un antiguo ser que ahora parece un extraño. Me miro a través de los ojos de este extraño y me doy cuenta de mi verdadero ser...

En este momento te miro como algo lejano, una niebla de pintura quema mis ojos. Si, eres algo lejano, una sombra que inunda mi rostro, una silueta que embriaga mi cuerpo, sin nombre, sin esencia, sin voz.
Ni siquiera me perteneces, me reconoces de entre la blancura y sonríes, sin facciones en tu rostro plano, no sé como me miras, no tienes ojos. Tu sonrisa me mira. Perezco ante el devastador encanto de tu nada.

Repentinamente me doy cuenta de que estoy en ese lugar, de nuevo. Miro el cielo tan celeste como aquella vez en la que no estaba aquí realmente, como cuando yo leía. Y el besaba mi frente.
Te sonreí, pero en ese entonces no sabía quien eras.
Ahora creo que lo sé. Te conozco y tú me conoces. Ahora nos besamos y nos queremos.

¿Tú sabes quién soy yo?
Me conoces y estamos aquí otra vez.

¿Por qué hacemos lo que hacemos? Cierro los ojos, escucho un grito ahogado, mi cuerpo grita advirtiéndome algo, pero no sé lo que es. La imagen es borrosa, como si hubiera agua en mis ojos. No sé lo que veo, solo siento las siluetas en la obscuridad, dos siluetas que forman un mismo ser, un mismo color. Aguzo mis sentidos, pero el recuerdo no se vuelve más real, claro que es solo un recuerdo. Nada más. Que puede diluirse con el paso del tiempo a mi alrededor o que puede quedarse incrustado caprichosamente en mi pecho. Un recuerdo o dos.
Una vida o dos.
¿Una vida como un mar incansable lleno de recuerdos?
¿O un recuerdo transitorio lleno de vidas?
Vidas que van y vienen, como en un halo de luz interrumpido, vidas que se diluyen, que se separan o se rompen.

Simplemente soy un ser humano.
¿Pero acaso hay algo más dentro de mí que no logro comprender?

Me arrodillo y siento el piso helado calcinando mi piel, pongo mis manos en el suelo y me entrego a él. Me entrego a este pequeño espacio de tierra que me envuelve salvajemente, que intenta arrastrarme a un lugar que no comprendo.

Me abandono a ese delirio.

"¿Cómo puede uno evitar que una gota de agua se seque?"


Letter to a dream…

Just now when the moon is my only companion, with her glimmering rays the wind whispers every letter of his name and with each one there i...